lunes, 24 de febrero de 2014

Some dance to forget (la mayoría)



Me pregunto si algún día alguna agencia publicitaria tenga la excelente idea de mandarse un focus group psicoterapéutico para averiguar qué rayos es lo que quiere la gente verano tras verano. 

"Pero flaqui", dirás tu. "Lo que la gente quiere es pasarla fresh, manyas?"

Manyo, querido y oligofrénico amigo. Pero ahí no se queda la vaina. 

Para el verano, tenemos los productos de primera necesidad: bloqueador factor 0.00003, hielo para el chilcanito x100 y Sal de Andrews para la resaca del día siguiente. 

Mostro. 

Pero a parte de eso, bajo tu erudita premisa de "la gente se quiere relajar, y pasarla bien"... ¿que es lo que realmente queremos hacer en el verano? No cuesta mucho cavar hacia el fondo del asunto. Publicistas y neuromarketeros saquen nota:

Tirar tafin:
Como sea, de lo que sea.
De tus nuevas boobies, de tu nueva caña, de tu nueva piscina, de tu nuevo causa que te mete a todos los tonos, de tu encuentro con los trogloditas de Combate y demás rarezas que merodean por el Boulevard. La gente quiere mandarse cualquier floro y los demás pagan pato porque el Facebook y el Instagram están más saturados que pizzería bajonera a las 6am. De más decir que a nadie le importa, pero por lo menos te hace dormir tranquilo.

Olvidarte de alguien:
No broder, la cosa no es pasarla bien con todos tus pseudo patas y unos tragos. La cosa es olvidar a ese/esa madafaka que te rompió la entrepierna el corazón allá por noviembre. Ya estas harto/a de darle replay a "Let Her Go" de Passenger. De anotar las veces que cambia su profile picture. De stalkear a la gente bonita que sale en sus fotos. Siguiendo el consejo de tus patas y tu distribuidora de licores de preferencia, no hay nada que no se pueda ahogar en litros alcohol, incluyendo las penas, tus neuronas y tu credibilidad como ser humano. Ahí las discotecas hacen su agosto a base de tu declive emocional. A lo mejor tu media chirimoya anda en las mismas. Yupi pa ti. 

Olvidarte de algo:
Por dónde empezamos. Lo mucho que odias la chamba, lo mal que te sientes por no haber bajado esos kilitos de más, la deuda titánica en la que te metiste por comprarte esa moto de agua (o algún otro artefacto veraniego intrascendente) con intenciones de levantar.  Todas son cosas que se cocinan en tu mente a la luz del día. Pero en la noche, las cosas deben cambiar. Total...mientras salgas en las revistas sociales para recordar a dónde carajos fuiste ese viernes, y de paso que el mundo entero lo sepa, aquí no pasa nada. 

Olvidarte de ti:

Afrontémoslo. Más fácil es olvidarte de tu dignidad que salir a buscarla. ¿Quién rayos necesita una relación constructiva, amigos de verdad, una alimentación saludable y un hígado semi-funcional cuando tu BFF Joseph Raven te ofrece su hombro? El olvido de uno mismo por lo general dura un par de horas y se elimina junto con la migraña del día siguiente. Eso sí, si pierdes tu llave, cel o DNI en el proceso de auto-olvido, considéralos forever gone. Tu dirás. 

(Me dio flojera adjuntar las fotitos. Les dejo el imaginario visual a su criterio.)

La xx

No hay comentarios.:

Publicar un comentario