viernes, 11 de abril de 2014

Todo léxico pasado fue mejor



Allá por los tiempos lejanos en los que decíamos "chócatelas", "ay, fo" y lo más estresante era encontrar una buena  foto de display para el mésenyer, existía un término caleta para describir el sentimiento pubescente-hormonal que sentías al ver a ese alguien.

Con el paso de los años, el término se volvió obsoleto y pasó a formar parte del sarcófago mental de nuestra generación.

Quizás fue porque pasó de moda o porque simplemente HBO nuestra adultez nos llenó de cinismo y frialdad respecto a las ilusiones de la juventud, cuando el simple hecho de ver a ese alguien hacía que fueras directo a tu agenda Pascualina a escribir su nombre en todos los rincones y pegar stickers cual PPK en campaña presidencial.

Este sentimiento es algo que hemos remplazado por diez shots de tequila antes de cerrar los ojos para no verle el cacharro al chape ebrio de la noche.

Al grano. Hoy me di cuenta luego de mucho tiempo que ese término es esencial. Se presentaba a veces con seriedad, pero por lo general en una conversación repleta de "ay fo"s y otras cojudeces. Encapsula todo aquello que nos hacía sonreír como idiotas en sexto grado pero que sólo nos atrevíamos a confesarlo hacia nuestras más íntimas amistades:

"Esa persona me afana".

¿Se acuerdan lo que era que te afanara alguien?

¿A caso no era la cosa más mágica y estupefaciente del mundo?

Estoy segura que en este mundo plagado de promiscuidad HBO style y relaciones forjadas a base de Tinder, aún nos afanan muchas personas pero no reconocemos esa chispa porque ya no somos los mismos Chicken Littles que llorábamos al ver el episodio del "Hombre Paloma" de Hey Arnold. Somos entes noctámbulos cargando el equivalente a una guía telefónica de agarres malgastados, amores a medias y orgasmos fingidos.

Para mí, mis afanes siempre fueron netamente platónicos. Nunca logré concretar nada con ellos más allá de stalkearlos admirarlos a la distancia. Hoy reconocí después de una década que efectivamente, uno se puede seguir afanando por alguien a pesar de estar bien entrado en sus veinte.

¿Cómo se reconoce? Da roche mirarlo/a a la cara, sientes que te sonríe sin que lo/a veas, piensas que piensa en ti y demás ilusiones dignas de el psicópata del Túnel de Sábato.

#ForeverMeAfana

La xx